Desde hace más de 25 años, mi vida ha estado entrelazada con el arte, una pasión que comenzó con la pintura. Como autodidacta, exploré y aprendí de la experiencia, construyendo mi propio estilo y autenticidad, guiado por una búsqueda constante de expresión.
A los 28 años, inicié un viaje de autodescubrimiento que transformó mi visión y mi arte. Dejé atrás la pintura tradicional y abrazé los materiales naturales como la cal y la arcilla. Estos elementos, cargados de vida y energía, se convirtieron en portadores de historias y en un puente hacia lo espiritual. Trabajarlos era una forma de conectar con la esencia de la tierra y con mi propia esencia.
Mi experiencia en Brasil, donde viví cinco años, despertó una creatividad desbordante. La falta de materiales tradicionales me impulsó a explorar y crear con lo que el entorno me ofrecía. En ese proceso, descubrí una nueva alegría: transformar mis experimentos diarios en cuadros que unieran el trabajo, el disfrute y el alma. Así, el arte se convirtió en un acto de amor y juego.
Cada obra que realizo vibra con la intención y el amor con los que ha sido creada. Los materiales naturales no solo se transforman bajo mis manos, sino que emiten una energía especial, reflejando el significado y la conexión espiritual que los anima. Mis cuadros son un puente hacia la armonía, la conciencia y el despertar.
Hoy veo mi camino como un viaje lleno de aprendizaje, transformación y creación. Mi arte es mi lenguaje espiritual, una meditación que conecta lo terrenal con lo divino, y un legado que busca inspirar y nutrir el alma de quienes lo contemplan.
